¡Ariel Dorfman dice que William Blake conversa con Laura Bush!

lauralaura

William Blake tiene palabras desde más allá de su muerte

Para Laura Bush, amante de la literatura

 

In memorian, Franceso Petrarca

(20 de julio, 1304 – 18 de julio, 1374)

 

me has leído

de eso estoy seguro

 

de eso estoy seguro

y me pregunto desde las ardientes orillas de la muerte

dudas y preguntas mías y de otros poetas

desde adentro y más allá de la muerte

dudas y preguntas en estos tiempos de guerra

 

más que nada y nadie mi Petrarca muerto

con su propia Laura para lamentar

su suave sonrisa umile e piano

 

ella también amaba la poesía

como Laura esta otra Laura

 

mi amigo Francesco conjurándome

que la contacte que le mande un mensaje

a esta Laura Laura

que use el inglés en que yo solía escribir

que use el inglés en que ahora habla

su garganta de Laura

pregúntale pregúntale

 

cómo se comparten los sonidos con que baila

su garganta de Laura

con el hombre que la desposó

 

los labios de George en esos labios de mujer

las manos de George en las manos ardientes

de su mujer

 

Laura Laura

te olvidaste de la poesía?

 

usaste nuestras palabras para tu esposo y guerrero

palabras y versos y sonetos

que alguna vez leíste

la voz mía en el lago de tu mirada

la voz nuestra en la mirada de tu mano

ha de compararte a un día de verano

cómo pueden los poemas amparar su vuelo

verde que te quiero verde

polvo serás mas polvo enamorado

me gusta cuando callas porque estás como ausente

mi madre aulló de dolor y mi padre solloza

y yo salté hacia el mundo lleno de muerte

cómo pueden los poemas

ángel de luz ardiendo incendia los abismos

cómo olvidan los poemas

 

cuando el guerrero hace aullar a la madre

sollozar al padre

tigre tigre que ardes de luz

ardiente tigre de luz en el éufrates de la noche

tigris y éufrates ardientes de luz y fuego

el encendido fuego en que me quemo

verde viento verdes ramas

le recordaste a tu guerrero el día de verano profanado

y la novia la novia

sin su primavera mozuela

ni la dulce boca que a gustar convida

 

Laura Laura le murmuraste que sí que sí

recibiste al hombre de guerra

en tu cauce de mujer

en tu silencio de sábanas

abriéndole algo más que tus labios

susurraste un no sé qué que quedas balbuciendo

lo comparaste a un día de verano

recogiste la breve flor que cuando nace muere

s´io credese per morte essere sacro

 

cómo no  imprecar las mil naves

el río escarnecido

el carro funerario de la novia

la hija que ardió en los bosques

en los bosques de arena de la noche

 

en el fuego verde que arde de luz en la piel de la noche

y las calles las calles venir a ver la sangre por las

 

desesperaste del poder del verso?

quién hizo al Cordero te hizo a ti?

quién hizo al León me hizo a mí?

 

qué le murmuraste a ese hombre

qué ciénaga de la lengua

la noche en que mandó el fuego

y la espada

ese hombre borracho de guerra

que aniquila las palabras del verano

sereno y claro

por las que reza nuestro canto

ay Laura Laura

 

qué nos dirás qué excusas y plegarias

el día en que llegues a esta orilla

este otro lado de la muerte

que no tuviste tiempo ni mundo

ni palabras ni tiempo ni mundo

 

pedirás un soneto para Laura

pedirás unos versos para engañar

a la mancillada eternidad

 

ay Laura Laura

 

fue tuya la cara la boca los labios fueron

que pudieron haber detenido

las mil naves de la noche

ardiente y triste

 

Ariel Dorfman, en Otros Setiembres. Buenos Aires, Seix Barral, 2007

 

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